Hay mujeres que no saben dejar de llorar. La vida
les ha golpeado muy fuerte, muy duramente. Han perdido a un ser querido, se han
quedado sin nada… o les han roto el corazón. Y sí, duele…
Hay momentos donde el
corazón nos duele mucho.
Al principio llorar es importante, pero también hay
que saber reconocer cuando hemos llorado suficiente, e incluso demasiado.
Al principio, llorar es
importante.
Cuando
lloramos, estamos sacando toda la angustia que llevamos dentro. Y es que, no
podemos permitir que todo el dolor y la opresión que sentimos se acumule dentro
del corazón… eso nos hundiría. Llorar nos ayuda a sacarlo todo fuera de nuestro
sistema, nos purifica.
Pero
hay un día en que necesitamos dejar de llorar.
Un día, necesitamos recomponernos y decir: ¡Basta ya!
Un día, necesitamos recomponernos y decir: ¡Basta ya!
¿Por qué es importante poner
fin a nuestro duelo?
En primer lugar, porque si no lo
Zhacemos, nos
convertiremos en mujeres amargadas, en mujeres tristes. Si nos centramos en
nuestro dolor, si no somos capaces de dejar de mirar los pedazos rotos de
nuestro corazón, nunca seremos capaces de mirar al sol, a las estrellas, a la
belleza que nos rodea.
¿Sabes que no puedes mirar a dos
sitios a la misma vez? Para ver la belleza que te rodea,
necesitas apartar los ojos de tu tristeza.
En segundo lugar, porque quizás estás
llorando por alguien que no lo merece. Quizás pensaste que ese hombre iba a
hacer realidad tus sueños, quizás le entregaste lo más precioso que tenías…
¿Pero por qué sigues llorando por él? ¿No
te das cuenta de que él no es el hombre que creías? Lloras por un ideal,
una imaginación… no por la realidad. Seca tus lágrimas y deja de poner tus ojos en
él. Obliga a tus ojos a mirar más allá, hacia el horizonte,
que en algún momento tus ojos encontrarán a un hombre que te sepa amar
enteramente, de verdad.
La vida es una mezcla de dolores y alegrías.
No maximicemos los dolores, no los agrandemos. No demos prioridad al dolor en nuestras vidas. Nosotras necesitamos poner los ojos en lo bello, en las alegrías, en la esperanza.
No maximicemos los dolores, no los agrandemos. No demos prioridad al dolor en nuestras vidas. Nosotras necesitamos poner los ojos en lo bello, en las alegrías, en la esperanza.
¿Sabes
una cosa?
Hay un nuevo amanecer cada veinticuatro horas. Si se hizo de noche, espera un poquito más… que pronto será de día.
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