Enséñame, oh Dios,
ese lenguaje silencioso que lo dice todo.
Enseña a mi alma a permanecer
en silencio en tu presencia.
Que pueda adorarte en las
profundidades de mi ser y esperar
todas las cosas de Ti,
sin pedirte nada más que
la ejecución de Tu voluntad.
Enséñame a permanecer
callado bajo Tu acción y
producir en mi alma esa profunda
y sencilla oración que nada
dice y lo expresa todo.
Ora Tú en mí para que mi oración tienda
siempre a Tu gloria y que mis deseos
estén siempre fijos en Ti.
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