Que sabroso recuerdo guardo, mamá, de los dos meses y veintiún días que me acunaste en tu vientre. Me sentía tan seguro…Aquí en el Reino del Amor sólo entendemos el lenguaje del amor, por eso todavía no comprendo porque no quisiste que naciera.
No justifico tus actos, pero te perdono. Todavía me estremezco cuando recuerdo a aquella bestia vestida de blanco… ¡Qué dolor tan terrible cuando me punzó con aquella enorme aguja y me despedazó! Luego aquella aspiradora que se tragó mí cuerpecito ¡en pedazos!
Sé que a ti también te traumatizó, algunas veces te has preguntado si soy niño o niña. Soy niño y me parezco más a ti que a papá. Por tu arrepentimiento, ya Dios me dijo que te había perdonado. Me cuentan que ni las guerras ni Hittler, han realizado tan criminal y horrenda masacre.
Lo que más me agrada es cuando me ven y me dicen: “tu mamá debió ser muy hermosa…” No llores mami, perdónate y ámate como Dios y yo te perdonamos y amamos. Olvida tu pasado. Mí mayor deseo es volverte a ver, pero no te des prisa en venir, pues mis hermanos te necesitan.
Termino pidiéndote un favor, no para mí como comprenderás, sino para que a otros niños no los pinchen coma a mí. Si conoces a alguien que quiere abortar, o a un sujeto que monta campañas a favor del aborto, o a un médico asesino que se ensucia en Hipócretes, cámbiales el corazón de piedra por uno de carne.
Préstanos tu voz a los millones de niños sin voz y grita que tenemos derecho a vivir y que aunque nadie nos ame, tenemos derecho a amar. Exigimos que nos dejen vivir para amar… ¡Es tan triste tener un corazón para nada!
Hasta cuando nos veamos mamá, entonces te enseñaré lo mucho que te quiero, te quise y te querré.
Te espero con mí boquita sin estrenar, para llenarte de besos.
Tú bebé.
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