Eres la fortaleza de mi vida, en quien me refugio sin temor, me entrego a ti, totalmente y para siempre pongo en tu presencia a los que han querido hacerme daño, borra de mi corazón, todo sentimiento de odio y de rencor sobre ello, para que no permanezca anclado en un mar de resentimientos que no me permiten avanzar en el camino de la felicidad.
Perdóname, bendito Dios, si en algún momento he dudado de tu presencia en mi vida, si he sentido que me dejas solo en medio del desierto de mis dificultades. Por la esperanza aguardo tus promesas de paz y felicidad, porque como un escudo me rodea tu favor.
Nada temo, mi Dios, porque tu vas conmigo y me proteges siempre de todo mal y peligro. permíteme permanecer en pie frente a mis enemigos y salir de todos los problemas con seguridad.
Amén
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