jueves, 2 de enero de 2014

A UN ANGEL


A un Ángel le pregunté, ¿Cuál es el peor castigo? 
Y el Ángel me respondió;
Que entregues tu corazón, Y las puertas estén cerradas. 
Que entregues tu alma, Y no haya brillo en sus ojos. 
Que entregues tus besos, Y roces unos labios fríos. 
Que entregues tus manos, Y te encuentres siempre caída. 
Que entregues tu sonrisa, Y no te reflejes en su rostro. 
Que entregues tus caricias, Y no recibas un cálido abrazo. 


Que entregues tu llanto, Y no tengas consuelo. 
Que entregues tus sueños, Y no exista futuro. 
Que entregues tus palabras, Y obtengas un vacío. 
Que entregues tu integridad, Y ganes debilidad. 
Que entregues tu espalda, Y cargues con tu lamento. 

Que entregues tu oído, Y no existan palabras. 
Que entregues tu olfato, Y no haya fragancia.
Que entregues tu cuerpo, Y no haya valor.
Que entregues tus pies, Y camines un desierto de agonía. ¡Tú me preguntas! 
¿Cuál es el peor castigo? Y yo te respondo;
Amar... y no ser amado.



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