manantial de luz,
escudo protector y mi apoyo en los tiempos inciertos.
Gracias por tu amor ilimitado y tu protección constante, gracias por tu perdón y por tantas bendiciones.
Nunca te apartes de mí y llévame de tu mano cuando tiendo a desfallecer y renuncio a la esperanza.
Sin ti todo es oscuridad y contigo todo es luz; contigo estoy sereno y lejos de ti mi espíritu anda vacilante.
Dame, Padre de amor, tu Espíritu cuando parece que voy a rodar por la pendiente del desespero.
En ti confío porque tú me recuerdas que no hay males irreparables cuando estoy contigo y el amor es mi centro.
Tú me amas infinitamente, me aceptas como soy, no me juzgas y no llevas cuenta de mis errores y mis aciertos.
Quiero amarte más y más. Contigo, pulverizo los miedos y vuelvo a creer y a esperar, Tú aligeras mis cargas.
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