No hay palabras que puedan expresar la dicha que me diste en el momento que supe que llegarías a nuestras vidas, el saber que un pedacito de cielo crecía dentro de mi, que yo era la elegida por dios para llevarte en mi vientre y poder dar un fruto hermoso como tu, me sentaba en una banca del parque pensando como sería ese hermoso ángel que dios me enviaría.
Una noche cuando papa dormía, tu jugabas conmigo, yo te platicaba y tu con esos lindos movimientos me contestabas.
Esperamos impacientes la hora de tu llegada y cuando fue el momento, papa no sabía que hacer: reir, llorar, abrazarnos, no sabía, y al tenerte en nuestros brazos pudimos comprobar que dios derramó su amor en ti criaturita y nos dio el regalo mas hermoso que pudiéramos merecer, ¡tu! gracias hijo por llenar nuestras vidas de alegría y de esos grandes triunfos que vas logrando por la vida.
Gracias dios mío, por darnos la dicha de ser padres y lograr una de las grandes metas, que es formar a un gran hombre.
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