Tiernas sonrisas, suaves caricias, besos llenos de amor y
miradas incomparables en la vida... Eso y mucho más nos regalan nuestros hijos a cambio de nada, lo menos que podemos hacer es corresponder a cada uno de esos gestos de amor. Ellos reflejan lo que ven en ti y si no reciben amor el día de mañana no podrán dar algo que no aprendieron y que se les negó. Ámalos, cuídalos y protegelos... Son tu mayor tesoro.
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