jueves, 7 de noviembre de 2013

Dios mío, ¡Me quiero morir!

¿Dónde quedó la luz de tus ojos mujer? ¿Hacia donde huyó tu sonrisa de miel? ¿De qué o de quién se esconden los latidos profundos de tu cálido corazón?, ¿Por qué ya no cantas como lo hacen los pájaros al amanecer? ¿Por qué callas, sufres y lloras paloma herida por las corrientes de la vida? ¿No quieres mirar más hacia la colina por donde salen diariamente para ti, los rayos del sol? ¿No te entusiasma obrar el milagro de que tus labios se vistan de besos, o hacer que florezcan con un poquito de carmín?.

Y aquél vestido que tanto te gusta, ¿Se quedará guardado para siempre en el baúl?…
¡Tus zapatillas preferidas mujer, te invitan a pasear por las calles y jardines de tu existencia! ¿No ves que ellas también sufren al verte triste, apagada y arrumbada en la cárcel de tu dolor? ¿Te aferras a las sombras del nocturno portal de tu silencio mujer?, ¿Crees que allí, en el silencio total de tu loco desvarío, en el exilio doloroso de tu negra morada encontrarás tu lugar más seguro? ¿Crees que dándole libertad a tu corazón para desparramarse en llanto, lograrás que el mundo te levante un mausoleo de heroína? ¿Dejarás acaso tus recuerdos en cada suspiro? ¿Y cada suspiro tuyo morirá contigo sepultado en el vacío? ¿Qué harán con tus cosas cuando ya te hayas ido? ¿Recogerá alguien acaso los pétalos marchitos de tu desgranada flor de tardía primavera?

Y en tu ocaso, ¿Será acaso tu pócima de dulzura perdida, el elixir que esperas te siga dando la vida?, trémula, virgen y desprendida… ¿Juegas acaso con los placeres de tu llamarada por tu desaliento extinguida? ¡Te quieres morir! ¿cierto? ¿A quien piensas beneficiar con tu inesperada huída?, ¿A tus hijos?, ¿A tu esposo?, ¿A tu familia?, ¿A tus amigos?
… ¿A tus compañeros? ¿A quién? Atrapas decidida el eclipse de tu corazón y te quieres morir con él, ¿Lo deseas realmente?

–Es fácil morir si así lo quieres-
y créeme que nadie detendrá tu partida.

Te morirás, te llorarán unos días y después pasarás al olvido, ¿Habrá valido la pena entonces tanto sacrificio? Mujer; léeme bien por favor…
¡A ti te llamo con mi verbo escrito! ¡Sí; a ti… que te quieres morir en el callejón sin salida! Ven conmigo, lancémos juntas tus penas al viento y hagamos un pacto.
Miremos juntas el calendario, ¿qué día es hoy?, anota la fecha por favor y fija una meta en tu reloj, deja que las manecillas se conviertan en indicadores de tu nuevo comienzo, tu nuevo nacimiento…

¡Dame tu mano!… ¡Sujétame fuerte, no te dejaré partir!… ¡Escribamos juntas un nuevo final! ¿Sabes quién soy?, ¿No lo sabes?

–YO TE LO DIRÉ-

Me llamo: “Vida”, mis apellidos son desconocidos, ¿qué importa? Tampoco las hojas de los árboles buscan apelativos cuando bailan meciéndose al compás del viento en cada atardecer, para despedir al día. ¡Ven!, busquemos juntas el oráculo divino de encendidas hogueras que nos darán luz, calor y color…
¡ Es un arcoiris! ¿Lo puedes ver y sentir? Aprenderemos de nuevo a sonreír… ¡Tenemos tantos motivos mujer, para vivir!: Observa la fuente cantarina, siempre fresca, dulce y pura…¡Y está tan sola!, como tú, como yo, y sin embargo corre, ríe y juega por la pendiente al caer y convertirse en gotita múltiple que bañará piadosa nuestros pies. ¡Ven!, saltemos felices nosotras también como gotitas de luz, de cielo y mar, rocío de alegría seamos sobre el verde césped de la esperanza, ¿te gusta jugar a las volteretas?
¡A mí sí!, y puedo decirte mujer amiga, que las vueltas que logres contar este día; redundarán en voluntad, fuerza, valentía, ánimos y amor por la vida.

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