Hoy, al verte salir tan hermosa y hecha toda una mujer, he querido recordar, cuando dentro de mi te llevé.
Con cuanto amor y ternura mi vientre acariciaba, para darte calor de madre y que te sintieras amada.
Hoy, ya puedes tu, mi niña ser madre también y llevar en tus entrañas, la vida de otro ser.
A Dios le pido en mis plegarias que te conceda ese don de ser madre algún día como lo he sido yo.
Porque ese es, el don más maravilloso que te pueda conceder, poder sentir en tus entrañas, la vida de otro ser.
Ojalá yo, pueda verte y ayudarte en ese menester de ver crecer a tus hijos como a ti, te vi crecer.
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