No quiero dejar tristeza cuando me marche de aquí, no quiero que nadie llore cuando me tenga que ir.
No dejo una gran fortuna ni herencia que discutir, ahí les dejó el corazón lleno de un inmenso amor.
No fui nadie especial no hice nada excepcional, sólo fui un ser humano como todos los demás.
Traté de dar lo mejor, poco fue en lo material, y yo a cambio recibí de cariño un gran caudal.
No quiero una despedida que a ustedes haga sufrir, no quiero sentirme triste déjenme partir feliz.
No pongan sobre mi tumba flores su delicado aroma no podrá deleitar mis sentidos, ni a mi alma cautivar.
No lloren queridos hijos cuando ya no esté yo aquí, ahí les dejo los recuerdos para que piensen en mí.
Demos gracias al Señor por dejarnos compartir, todos los años que juntos nos permitió convivir.
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