Tuviste sueños, planes y ganas de cambiar tu vida… pero nada de eso hiciste. Te dejaste llevar por los sentimientos, y en algún lugar perdiste la cabeza. El amor nos convierte en seres débiles y poco racionales; nos lleva a sacrificar nuestros planes.¿Qué pasó con esa mujer llena de sueños?
El amor te envolvió tanto, que dejaste de pensar en ti y en tus anhelos. Dejaste que otras personas tomaran las decisiones que tú debiste tomar. Te ganó la apatía y optaste por vivir plácidamente, tomando lo que la vida te daba a diario… dejaste a un lado esas ansias de comerte el mundo. Tu “hoy” era lo único que te importaba… y mírate ahora: llena de tristeza por haber dejado a un lado esos deseos. Ahora te das cuenta de que realmente no fuiste tan feliz, y el remordimiento te hace reflexionar: sí, tuviste amor, tuviste buenos momentos… pero dime: ¿Eres realmente feliz? ¿Te sientes satisfecha de la vida que has llevado?
¡Ten proyectos! ¡Planea nuevos propósitos! Detente un momento y medita en lo que sabes que te hará verdaderamente feliz. No te dejes vencer, y vive tu vida como realmente la quieres vivir.
¡Ámate! Modifica tus pensamientos y trata de encauzarte, con propósito, hacia una vida feliz y plena. No permitas que nadie te detenga. Envuélvete de seguridad y vuelve a creer en ti misma, pues nadie tiene derecho a manejar tu vida, tus intereses, ni tus emociones. Ama en plenitud, pero ámate más a ti misma, para que de esa manera puedas dar amor a los demás. ¡Eres una mujer! ¡Demuestra lo grande que eres! Recuerda que eres el tesoro más bello que Dios dejó en la tierra. Recuerda que naciste con estrella y que eres la maravilla misma por el simple hecho de haber nacido mujer… Que nadie empañe tu vida, porque nadie tiene el derecho sobre ti, más que tú misma.
Sé una mujer fuerte y segura. Ponte hermosa y sal al mundo a demostrar qué es ser mujer… ¡Y que el mundo tiemble al verte caminar!
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